Suscríbete al boletín

El vino es disfrutar, así de sencillo.

1:50 min

Parece que decir eso de “a mi no me gusta” resulte violento cuando te invitan a algo. Pero el primer mandamiento del vino es DISFRUTAR. Y por lo tanto, no te puedes saltar esa regla. Siéntete libre de aceptar o no cualquier invitación, pero ten en cuenta que al igual que si te pones unos zapatos que no son de tu talla no caminarás a gusto, puede que estés probando un vino que no sea para ti. No todos compartimos la pasión por el chocolate, los helados de fresa, las tartas de queso, los chuletones o el “pescaito” frito. Pero está claro que todos tenemos un plato preferido.

Pues búscalo. Puede que prefieras los tintos pero en un día caluroso seguramente un espumoso o un buen blanco pueda refrescarte mejor. Puede que te pirren los blancos, pero seguramente para comerte ese chuletón a la brasa con una pinta increíble podamos encontrar un tinto con el que disfrutarlo mejor. Y no, no estoy recomendando el tinto para la carne y los blancos para el pescado. Ni mucho menos.

Dicen que para gustos los colores, pero si no conoces las cosas es muy difícil que aciertes en la elección. Y el vino, como casi todo en la vida no es cuestión de suerte.

Un buen ejemplo puede ser la lectura. Si no eres aficionado a la lectura, puede que te resulte complicado escoger un libro de una librería para leer o para regalar. Pero si lees habitualmente, aunque sea de vez en cuando, seguro que tienes una ligera idea de lo que te gusta y lo que no o, simplemente, de lo que te apetece o no leer. Con el vino sucede algo similar: si no conoces enfrentarte a un expositor lleno de botellas te puede dejar indiferente o lleno de dudas, sin saber por dónde empezar.

Si ese es tu caso, la cosa es muy sencilla: pregunta. Es verdad que podemos encontrar vinos en muchos sitios, desde el supermercado más cercano a casa hasta en tiendas especializadas, pero si no sabes por dónde empezar… pregunta. Si en el supermercado te sientes perdido – y hay que tener en cuenta que la oferta de vinos suele ser limitada ─, vete a un sitio en el que te sientas cómodo para preguntar. Pregunta sin tapujos, sin complejos. Pregunta lo que quieras y como quieras. Pregunta sin vergüenza y sobre todo, pregunta con el corazón. No te cortes. ¿Qué quieres saber?: ¿que no sabes qué vino probar?, ¿que eso de las denominaciones de origen te suena a chino?, ¿que no sabes si le irá bien al plato que quieres cocinar?, ¿que no sabes la diferencia entre un crianza o un reserva?… pues eso y mil dudas más… pregúntalas.

Y seguro que te van a resolver tus dudas encantados. Y si no te resuelven las dudas con sencillez, o no te sientes cómodo con esa persona, o te quedas con la sensación de que no te enteras… no lo dudes, cambia de persona. Las cosas siempre son sencillas, no fáciles. Adquirir conocimiento o práctica no es fácil, supone esfuerzo y dedicación, pero dar una buena explicación, si lo sabes, es sencillo.

Ya sabes, no te quedes nunca con la duda. El vino es disfrutar, así de sencillo.

Salud y disfrutad.