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Seguro que más de una vez te has preguntado a qué temperatura se sirve el vino. Y seguramente la respuesta adecuada es: depende. Pues vamos a resolver las dudas de una vez por todas.
Cada tipo de vino requiere una temperatura distinta para poder presentar todos sus aromas y cualidades de forma óptima. Pero sin ánimo de ser dogmáticos, es verdad que hay cuestiones que se deben de tener en consideración. Por ejemplo, si tomamos el vino muy frío apenas notaremos sus aromas y resaltarán los sabores ácidos. Si por el contrario lo tomamos caliente percibiremos más los alcoholes así como los sabores dulces. Por eso, para dejar que cada vino nos pueda contar su historia de la mejor manera posible hay que tener en cuenta las siguientes recomendaciones.
Para los vinos dulces, finos, manzanillas, blancos y espumosos tenemos una horquilla entre los 6 y los 10 °C. Mientras que para los blancos con crianza podemos llegar a los 12°C.
En cuanto a los rosados y claretes nos moveremos entre los 10 y 12°C.
Si son tintos jóvenes o amontillados, lo ideal es servirlos entre los 12 y los 15°C.
Para los tintos con crianza y olorosos estaremos entre los 14 y los 17°C.
Y por último, los tintos reservas y gran reservas se expresan mejor entre los 17 y 18°C.
A la hora de disfrutar de un vino no todo ha de ser tener en cuenta lo que necesita el vino. Al tomar un vino hay, al menos, dos protagonistas: el vino y el que lo bebe. Y también es importante tener en cuenta al catador. Hay que considerar nuestros gustos y preferencias: como si lo preferimos más o menos frío. Y también el momento en el nos encontramos. No es lo mismo estar en casa tranquilos, que en la playa, que de tardeo. Y sobre todo no podemos olvidar que cada persona tiene un nivel de percepción distinto. Todos tenemos nuestros condicionantes fisiológicos y detectamos mejor un tipo de aroma que otros. Y lo mismo sucede con los sabores.
Por lo tanto, si la pregunta es a qué temperatura se sirve el vino, la mejor opción es siempre tomar el vino como más nos apetezca. Aunque siempre es bueno conocer y considerar las condiciones en las que el vino se expresará mejor. Y conociéndonos, adaptar o modificar esas condiciones a nuestro favor. De esa manera haremos del momento de tomar un vino una experiencia formidable.
¡Salud y disfrutad!