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Qué esperar de una botella cerrada.

1:15 min

El mundo del vino es inmenso. Hay mucho trabajo, mucho conocimiento, mucha tecnología y sobre todo mucha incertidumbre. Yo estoy convencido de que la vida tiene vida propia, pero si a eso le sumamos factores como el clima y el hecho de que las viñas son organismos vivos; que las “protas” de todo este invento son las levaduras, que si bien suelen hacer bien su parte son un poco tiquismiquis y tienen sus cosillas. Vamos que incertidumbre hay bastante, y que pese a ello los elaboradores de vino superan las dificultades propias de los procesos para brindarnos un producto excepcional.

Pero nada más lejos de mi intención es dar a entender que la producción de vino es una cuestión de suerte. Precisamente todo ese trabajo, ese conocimiento y esa tecnología van orientados a que podamos disfrutar de un producto final buscado. De un producto con unas características definidas y replicables.

Cada variedad de uva aporta una serie de características concretas. La forma de vinificar permitirá obtener un vino con unas u otras peculiaridades. La guarda permitirá que ese vino adquiera nuevos matices. Y la suma de todo ello definirá un vino, conformará su personalidad y le hará único. Y en eso se basa el trabajo de los sumilleres: reconocer esas características.

Si reconoces las características de un vino podrás elegir, por ejemplo, el mejor vino a compartir con amigos a los que no les gusta el vino – aunque en este caso conviene tener siempre un plan alternativo ─, también elegir el vino que pueda resaltar el sabor de un plato, o qué vino tomar para tapear, para el aperitivo, para el postre o entre horas.

La idea es ir más allá de quedarnos con las etiquetas de los vinos para no fallar. La idea es ir probando y viendo las características que hacen que nos gusten o no, que combinen bien o no, que disfrutemos del momento o no.

Una vez me preguntaron que para qué me servía haber estudiado sumillería. Y yo les dije lo que digo siempre: “para saber qué esperar de una botella cerrada”.

Ese es el reto. Y para saber si estás en lo cierto lo mejor es… abrir la botella.

Salud y disfrutad.